13 SEP 2023
El arzobispo Musa insta a las iglesias a practicar la escucha respetuosa y a ser faros de esperanza en un mundo fragmentado
El presidente de la Federación Luterana Mundial (FLM), el arzobispo Dr. Panti Filibus Musa, instó a los delegaos y las delegadas en la apertura de la Decimotercera Asamblea en Cracovia, Polonia, a “aferrarse a la unidad y la esperanza en nuestro camino común como [una] comunión de iglesias”. En un mundo “abarrotado de voces diversas y en riesgo de división”, insistió, las iglesias deben continuar practicando la “escucha respetuosa” para seguir siendo faros “de esperanza en medio de la complejidad, la incertidumbre e ideologías cambiantes”.
“Un cuerpo, un Espíritu, una esperanza” es el tema de la Asamblea, auspiciada por la Iglesia Evangélica de la Confesión de Augsburgo en Polonia (IECAP). Dirigiéndose a la sesión plenaria de apertura de la reunión que se celebra del 13 al 19 de septiembre, el presidente saliente rememoró los desafíos que las iglesias han afrontado desde la última Asamblea en Windhoek, Namibia, en 2017. Habló acerca de las perturbaciones que provocó la pandemia de la Covid-19 y recordó no solo a aquellos que fallecieron, sino también la solidaridad y la resiliencia de las iglesias miembros y de la FLM como organización.
En un mundo dividido y fragmentado, dijo, “apoyarse unos a otros, celebrar el culto juntos” y “servir al mundo juntos” son “signos de nuestra comunión y de su vitalidad en medio de los numerosos desafíos que afrontamos”. Esta vitalidad fue evidente cuando se fundó la FLM tras la Segunda Guerra Mundial, señaló, y sigue siendo esencial que las iglesias continúen respondiendo al llamado “a apoyar a la gente necesitada y trabajar por la paz y la reconciliación” en el mundo actual.
El presidente Musa habló acerca de la “historia turbulenta” de Polonia y, en especial, de las comunidades luteranas que vivieron “tiempos de prosperidad y tiempos de opresión”. Señalando que la Iglesia Evangélica de la Confesión de Augsburgo en Polonia constituye solo el 0,1% de la población, puso énfasis en que “nuestra comunión nunca ha sido una cuestión de números” sino del “testimonio fiel de Cristo”. Las iglesias que se enfrentan a una reducción de su membresía en otros lugares del mundo, dijo, pueden enriquecerse con las experiencias minoritarias de la iglesia anfitriona.
Musa, que es arzobispo de la Iglesia Luterana de Cristo en Nigeria, reflexionó sobre el significado de ser una comunión global con miembros de tantos países, culturas, etnias y tradiciones luteranas, “con experiencias y sensibilidades tan distintas”. Sin embargo, por “la inmensurable riqueza de la gracia de Dios”, afirmó, “hemos sido reunidos para ser “copartícipes del plan divino de reconciliación en un solo Espiritu”.
Musa continuó diciendo que, en los días siguientes, los delegados de la Asamblea se concentrarían en lo que él llamó la “unidad esencial profunda y la esperanza que esta inspira”. Esta unidad “no es uniformidad, cumplimiento o compromiso” sino el trabajo del Espíritu “que siempre está creando, reconciliando y renovando”. Nuestra tarea, añadió, “es discernir y fomentar esta unidad, dando testimonio […] de la gracia liberadora de Dios”.
Responder a los desafíos, comprender el llamado de Dios
El arzobispo ofreció algunos ejemplos impactantes de la vitalidad del trabajo de la FLM que él mismo ha presenciado, incluyendo visitas a programas del Servicio Mundial en el norte de Camerún. Acogió el trabajo para afirmar a las mujeres en el liderazgo, señalando el número creciente de iglesias que están ordenando mujeres en el ministerio. “Pero debemos mejorar”, dijo, instando a las iglesias miembros a no abandonar o vacilar en su compromiso con la inclusión de las mujeres en el liderazgo.
Hablando de la importancia de priorizar a las personas jóvenes en el liderazgo a todos los niveles de la vida de la iglesia, Musa dijo que la FLM sigue estando comprometida con asegurar el 20% de participación juvenil, pero que la meta de empoderamiento, liderazgo e inclusión de los y las jóvenes solo se logrará cuando las iglesias miembros se comprometan con ella en sus contextos locales. “Mi esperanza es que más iglesias den pasos en esa dirección”, enfatizó.
Otros desafíos que Musa abordó incluyen la urgencia de responder a la crisis climática, el trabajo de fortalecimiento del diálogo y la cooperación práctica con otras comuniones mundiales cristianas y la necesidad de contrarrestar las teologías engañosas a través de la discusión, la formación y la educación teológica.
Después de agradecer a todas las personas que lo apoyaron en los seis años anteriores, el líder de la FLM reiteró su llamado a las iglesias a permanecer unidas y responsables unas con otras en la víspera del 500º aniversario de la Confesión de Augsburgo en 2030. “Una iglesia dividida está en riesgo de perder su impacto”, dijo, mientras que “un cuerpo unido puede ofrecer orientación” y esperanza. Concluyó: “Nuestra unidad yace en la conversación genuina y respetuosa” a través de la que “profundizamos nuestra comprensión del llamado de Dios y nuestro papel en un mundo fragmentado y sufriente”.