Declaración pública sobre la presencia y la vida cristianas en la Tierra Santa

Preocupan profundamente a la Decimotercera Asamblea de la FLM la violencia, el odio y la pérdida de vidas constantes en la Tierra Santa. 2023 es ya uno de los años más violentos y mortíferos de las dos últimas décadas en Cisjordania, exacerbado por políticas extremistas que violan los derechos humanos y la dignidad humana de todas las personas afectadas. Según las Naciones Unidas, en lo que va del año ya ha habido más de 200 muertes de personas palestinas y unas 30 de personas israelíes, lo que además de superar las cifras anuales de 2022, son las más alta desde 2005.

La situación de las personas cristianas en la Tierra Santa se ha deteriorado de forma significativa en los últimos años. Ha habido un aumento de ataques anticristianos por personas judías extremistas y grupos militantes, incluidos el acoso al clero y actos de vandalismo en propiedades de la iglesia. El acceso a los lugares sagrados ha sido restringido repetidamente para personas palestinas cristianas y musulmanas.

El Gobierno de Israel continúa apoyando la expansión de asentamientos que son ilegales bajo el derecho internacional y un número creciente de personas de la comunidad palestina ve sus casas demolidas, y su acceso a la tierra, la vivienda, el empleo y los servicios básicos, como los de salud y educación, restringido o negado.  La Asamblea de la FLM condena esos actos y quisiera recordar la Declaración sobre paz y justicia de la Asamblea de la FLM de 1984 en Budapest, Hungría. Las políticas y medidas de los recientes gobiernos israelíes han cercenado la posibilidad de un Estado palestino. Un número creciente de organizaciones de derechos humanos y algunas personas políticas, así como ex jefes de la seguridad interna del propio Israel han descrito la realidad de la situación actual. Ese debería ser tema de preocupación para todas y todos nosotros.

El liderazgo eclesiástico de Jerusalén ha estado apelando a la solidaridad y el apoyo de sus iglesias hermanas y la comunidad internacional. Aumenta el temor de que la presencia cristiana que ya ha disminuido pueda desaparecer totalmente de la Tierra Santa.

La Asamblea de la FLM se solidariza con su iglesia miembro, la Iglesia Evangélica Luterana en Jordania y en la Tierra Santa, y afirma su ministerio y su testimonio en estos tiempos difíciles. Además, la Asamblea de la FLM expresa su solidaridad con otras personas cristianas, personas de otras religiones y personas palestinas que son afectadas por la escalada de violencia, la ocupación y la falta de acceso a los lugares sagrados. La FLM reconoce que hay iglesias que son cómplices de la injusticia que sufren las personas palestinas y las personas palestinas cristianas a causa de teologías coloniales de superioridad y poder.

La Asamblea de la FLM también afirma su compromiso con el Hospital Augusta Victoria que posee y opera la FLM, como un signo de su compromiso con la comunidad palestina y un símbolo de esperanza en estos tiempos extremadamente turbulentos.

La Asamblea de la FLM pide que:

  1. La comunidad internacional y el Gobierno de Israel respeten y garanticen el acceso a los lugares sagradas de las personas creyentes de las tres religiones. 
  2. El Gobierno de Israel ponga fin a su ocupación y a las actividades de expansión de asentamientos, y garantice de inmediato los mismos derechos para todas las personas.
  3. La comunidad internacional aborde con carácter urgente la situación en Israel/Palestina, habida cuenta de la reciente y actual escalada de la violencia y la ocupación, exigiendo responsabilidades al Estado de Israel por sus violaciones de los derechos humanos y el derecho internacional, y encuentre una solución duradera que ponga fin a la ocupación ilegal de los Territorios Palestinos desde hace medio siglo, y garantice la paz, la justicia y la igualdad de derechos para todas las personas. 
  4. Las iglesias miembro de la FLM examinen, discutan, disciernan y respondan a las implicaciones de los informes de organizaciones internacionales de derechos humanos que describen la discriminación abierta y sistémica contra personas palestinas que viven bajo la ocupación o como ciudadanas de Israel y consideran que la ocupación sigue ignorando la igualdad de la dignidad humana y los derechos humanos de las personas palestinas que viven bajo ese sistema de control.