Tomáš Halík: El cristianismo se encuentra en el umbral de una nueva Reforma

14 SEP 2023

El autor del discurso inaugural, Tomáš Halík, afirma que las iglesias deben trascender las fronteras nacionales, religiosas y culturales

La nueva reforma para el siglo XXI debe trascender “las actuales formas y fronteras del cristianismo”, no caer en respuestas simplistas a los desafíos contemporáneos y contribuir a unir en “un solo cuerpo” a toda la humanidad, junto con toda la creación.

Durante el segundo día de la Decimotercera Asamblea de la Federación Luterana Mundial (FLM) en Cracovia, el orador principal, Monseñor Tomáš Halík, instó a las personas de toda la comunión luterana mundial que participan en la Asamblea a dar “testimonio de la resurrección continua del Dador de toda Esperanza”, trabajando por una renovación espiritual que vaya más allá de las fronteras nacionales, religiosas, sociales o culturales.

Halík, un destacado intelectual y escritor católico de la República Checa, fue asesor de Václav Havel, primer presidente checo tras la caída del muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría. Es profesor de sociología y director del Departamento de Estudios Religiosos de la Universidad Carolina de Praga, y ha sido galardonado con numerosos premios por su labor en favor de los derechos humanos, la libertad religiosa y el diálogo interreligioso.

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Tomáš Halík

Prof. Tomáš Halík dirigiéndose a las personas que participan en la Decimotercera Asamblea de la FLM en Cracovia (Polonia). Fotografía: FLM/Albin Hillert

Ecclesia semper reformanda

En su discurso inaugural ante las delegaciones que participan en la Asamblea, que se desarrolla del 13 al 19 de septiembre, Halík recordó que la Iglesia debe estar “siempre reformándose, […] sobre todo en tiempos de grandes cambios y crisis en nuestro mundo común”. Afirmó que la reforma es necesaria “allí donde la forma obstaculiza el contenido, donde inhibe el dinamismo de la esencia viva del mensaje”.

Rememorando las reformas luterana y católica del siglo XVI, señaló que ambas “renovaron y profundizaron el cristianismo, pero también lo dividieron”. También dijo que el siglo XX “fue testigo del comienzo de dos grandes reformas paralelas: la expansión mundial del cristianismo pentecostal y el Concilio Vaticano II”, que marcaron la transición de la Iglesia católica del “confesionalismo cerrado […] a la apertura ecuménica universal”.

Prosiguió diciendo que, no obstante, el ecumenismo del siglo XXI debe ir mucho más allá que el ecumenismo del siglo anterior y que, así como San Pablo tuvo la valentía de sacar “al cristianismo de los estrechos confines de uno de los movimientos sectarios judíos y llevarlo a una ecumene más amplia” durante “la primera Reforma”, el cristianismo actual necesita “trascender las fronteras mentales e institucionales, confesionales, culturales y sociales existentes para cumplir su misión universal”.

Fe y pensamiento crítico

Reflexionando sobre la “lucha constante entre la gracia y el pecado, la fe y la incredulidad, que se libra en cada corazón humano”, pidió un “diálogo honesto” entre personas creyentes y no creyentes que conviven en sociedades pluralistas. “La fe y el pensamiento crítico se necesitan mutuamente”, insistió, añadiendo que una “fe madura puede convivir con las preguntas abiertas de su época y resistir la tentación de las respuestas demasiado simples que ofrecen las peligrosas ideologías contemporáneas”.

En cuanto a las cuestiones de identidad religiosa, señaló que “populistas, nacionalistas y fundamentalistas religiosos explotan el temor [a la pérdida de identidad] para su propio poder e intereses económicos”. Afirmó que lo explotan “de la misma manera que se explotaba el temor por la salvación del alma cuando se vendían indulgencias en tiempos de Lutero”. Comparando a Lutero con los místicos católicos de aquella época, expresó: “Estoy convencido de que la teología de la cruz de Lutero necesita ser renovada, repensada y profundizada hoy”.

Parte de la nueva reforma o de la “nueva evangelización” , afirmó Halík, “es también una transformación de la manera de hacer misión. No podemos acercarnos a las demás personas desde la arrogancia de quien está en posesión de la verdad”. El objetivo de la misión, reflexionó, “no es captar nueva membresía para la iglesia y comprimirla en los límites mentales e institucionales existentes en nuestras iglesias, sino ir más allá” para crear un “diálogo mutuamente enriquecedor” con personas de otras creencias y con quienes que no tienen ninguna creencia.

Reconciliación y discernimiento espiritual

Halík afirmó que, en Europa central y del este, donde los países sufrieron “la oscura noche de la persecución comunista”, las iglesias tienen un importante papel que desempeñar en el proceso de reconciliación. “La democracia no puede establecerse y sostenerse simplemente cambiando las condiciones políticas y económicas”, advirtió, sino que se requiere “un determinado clima moral y espiritual”.

Halík también advirtió de que las iglesias que se dejan corromper por los regímenes políticos se privan a sí mismas de un futuro. “Cuando la Iglesia participa en guerras culturales con su entorno secular, siempre sale de ellas derrotada y deformada”.

La alternativa a las guerras culturales, señaló, “no es el conformismo y la asimilación barata, sino una cultura de discernimiento espiritual”. “Una espiritualidad cristiana renovada y con un entendimiento nuevo puede contribuir significativamente a la cultura espiritual de la humanidad actual, incluso mucho más allá de las iglesias”, concluyó diciendo.

Respuestas de América y Tanzania

En respuesta a las palabras de Halík, Kathryn Lohre, responsable de relaciones ecuménicas e interreligiosas y discernimiento teológico de la Iglesia Evangélica Luterana en América, dijo que se sentía alentada por su énfasis en “la teología de la cruz de Lutero como perspectiva para el discernimiento de la Iglesia”. Pero, ¿estamos dispuestas y dispuestos a “abordar las heridas” de quienes sufren violencia de género, injusticia económica, racismo y supremacía blanca, polarización y etnonacionalismo, todo ello exacerbado por la pandemia del COVID-19?, preguntó.

Señaló que las palabras del profesor Halík nos recuerdan que “la insoportable familiaridad que experimentamos al pie de la cruz es también la encrucijada de todo el cosmos”, el lugar donde “podemos oír, si escuchamos atentamente, los gemidos de la buena creación de Dios, de la vida que emana de la muerte”.

La segunda respuesta vino del obispo presidente Dr. Fredrick Onael Shoo, de la Iglesia Evangélica Luterana en Tanzania. Expresándose como líder de una de las mayores iglesias luteranas del mundo, con casi 8 millones de miembros, afirmó que “tanto las iglesias llenas como las vacías nos interpelan en cuanto a las distintas formas de servicio. Debemos confesar y abandonar la euforia irresponsable y el triunfalismo que acompañan al crecimiento”, dijo, sin atribuirnos el mérito, sino “pidiendo a Dios su orientación y guía”.

Shoo instó “a las iglesias hermanas de Occidente a alzar una voz profética contra las atrocidades perpetradas por sus naciones”. Afirmó que las iglesias deben oponerse claramente a todas las formas de injusticia, como “la producción y el comercio de armas de destrucción masiva, las actividades que contribuyen a la degradación del medio ambiente y al cambio climático, el desequilibrio comercial y todo tipo de políticas y acciones inhumanas”.